
La lluvia siempre despierta en ella sensaciones profundas, tristeza, melancolìa y la transportan a un sueño compartido con un sofà blanco como protagonista, a "Lluvia de la Misma Gente" flotando por las calles de Santiago, pero hoy convencida de que el amor de su vida tiene que ser de doble vìa, correspondido, compartido, capaz de estar por encima de muchos sin sabores, que el hombre de su vida tiene que amarla tanto como ella a èl y debe estar presente; la niña de esta historia no puede evitar la tristeza, no puede evitar sentir la fuerza impresionante que se mueve en su pecho al pensar en Gonzalo, al conversar con èl.. Aùn teniendo que aceptar que Gonzalo no era el amor de su vida, y asumir su culpa en los sentimientos que la han movido, Francisca sigue sintiendo que ha sido (en realidad sigue siendo), la historia màs intensa de su vida...